viernes, 4 de noviembre de 2011

Move a little closer.

Yo no soy de esos que fácilmente pueden esconderse tras sus mentiras. Hay ciertos momentos en los que hay que decir la verdad, y otros momentos en los que tienes que dar la cara. Otra cosa es que yo la dé. Como diría el gran Edward Bloom: "Hay momentos en los que un hombre tiene que luchar, y hay momentos en los que debe aceptar su destino, que el barco ha zarpado, que sólo un iluso seguiría insistiendo" y como bien dijo él . . . "Lo cierto es que siempre fui un iluso". Esta vez no es diferente, es la misma puta historia. Yo y ella, y un cretino de por medio. ¿Le diferencia? Edward Bloom era inteligente y yo soy estúpido. Él le compró una cosa que la cautivaría y yo aún sabiendo que nunca funcionaría . . . Pero entonces pensé: "¿Por qué dejar de hacerlo? La cagué y no puedo meter la pata más al fondo. ¡Ni yo puedo tocar más hondo!". Basta ya de segundas oportunidades. ¡Lo tengo que hacer a la primera! Si hay algún capullo en medio . . . ¡Que me la coma! ¿El mundo contra mí? ¡Que venga, no le tengo miedo! Total, la muerte por una mujer es la más bella forma de hacerlo. Imaginad como estoy, y más si la historia se me repite en un simple juego de rol.


Recordad, como alguien dijo una vez... "Todos tienen la oportunidad de volar".


Pero eso, a su vez me recuerda a la gente que me ha mentido. Realmente no, no soy tan inteligente, ni tan culto, ni escribo taaaaaaan bien, ni soy romántico, desde luego... Yo soy más bien, tirando a normal. Si tuviera que escribir una canción, la titularía "Move a little closer", una frase común para las canciones de amor. En fin . . . ¿Algún día me llegará a mí ese extraño sentimiento?

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